lunes, 14 de julio de 2014

jueves, 19 de noviembre de 2009

La televisión: una caja no tan boba


Televisión significa “visión a distancia” (el prefijo tele suele decir distancia). Su prehistoria puede remontarse al descubrimiento de las propiedades del selenio –que expuesto a la luz varía su resistencia eléctrica- en 1873. Sin embargo, sería recién en 1906 cuando se llevó a cabo la primera experiencia práctica de un aparato eléctrico para transmitir imágenes. En 1926, el físico inglés John L. Baird realizó la transmisión del rostro humano frente a miembros de la Royal Institution de Londres.
Por otro lado, el ruso-americano David Sarnoff inauguró en Nueva York la Feria Mundial de 1939. Con la presencia del entonces presidente, Franklin D. Roosevelt, se inauguraron también las transmisiones de televisión.


Lea el siguiente texto y decida dónde ubicar los siguientes subtítulos:
1. Color y retorno a la democracia
2. El monopolio del viejo Canal 7
3. Los nuevos canales: hecha la ley, hecha la trampa
4. Los orígenes
5. Los setenta: época difícil
6. Un poco de historia

A. ______________________
A diferencia de lo que sucedió con la radio en nuestro país, que surgió por iniciativa privada (la de los “locos de la azotea”), la televisión fue una cuestión pública. Es decir que el primer canal (el 7) fue impulsado desde el Estado, durante el gobierno de Juan Perón, el 17 de octubre de 1951.
Entre los que participaron de este impulso estaban el médico Enrique Susini, quien además de haber sido un pionero radial tenía un estudio de cine, y el dueño de Radio Belgrano, Jaime Yanquelevich, quien así inauguró una larga relación entre su apellido y los medios de comunicación.

B. ______________________
“Jaime Yanquelevich, dueño de Radio Belgrano y pionero de la radiofonía argentina, fue quien tomó la decisión de traer la televisión al país. En su determinación había influido la insistencia de su hijo Miguel, fallecido en 1949. Éste era un entusiasta del nuevo medio, al que seguía a través de publicaciones internacionales.”
En “Homenaje a la TV argentina”, revista La Maga, enero de 1995.
“Yo no valgo por lo que hice; yo no valgo por lo que soy ni por lo que tenga. Yo tengo una sola cosa que vale y la llevo en corazón: el amor de mi pueblo”. Las palabras quebradas por la emoción y la imagen de una débil Eva Perón desde el balcón de la Casa Rosada marcaron el inicio de la televisión en Argentina. Era el 17 de octubre de 1951, y tres cámaras registraron y transmitieron las famosas palabras de Evita, que fueron captadas por los escasos televisores que había en nuestro país. Un comienzo muy simbólico: Evita y el balcón de la casa de gobierno. En la historia de la TV argentina abundan estos registros audiovisuales que exhiben al poder, el balcón como símbolo y algún hecho convocante (el regreso de Perón, Malvinas, Semana Santa? Para ratificarlo en las imágenes televisadas.
En el año anterior, Jaime Yanquelevich había traído de Estados Unidos una antena de cincuenta metros y un transmisor. El precario equipo tuvo un costo de 26 millones de dólares y la antena fue instalada en la terraza del entonces Ministerio de Obras públicas.

C. ________________________
Durante casi una década, Canal 7 fue el único en el aire en Argentina. Como canal estatal, sufrió las mismas oscilaciones que la política nacional, justamente por ser propiedad del Estado. El canal 7 originariamente transmitió desde el Alvear Palace Hotel y luego pasó al Palais de Glace, donde se armó un estudio circular. Todo era bastante improvisado, se iba aprendiendo paso a paso, con el avance del nuevo medio.
El primer anunciante fue la tienda Gath & Chaves, que presentaba su propio programa, como ya había hecho en radio; existía también un noticiero (“el de las 22”), que estaba auspiciado por Uvasal. En 1953 la editorial Julio Korn publicó Teleteatros, al primera revista dedicada al nuevo medio. A pesar de sus únicos dos números, demostraba el temprano interés que estaba produciendo la TV. Mientras tanto, distintas obras internacionales eran llevadas a la pantalla chica por Francisco Ibañez menta. La pantalla también acercaba los triunfos automovilísticos de Juan Manuel Fangio y el programa de preguntas y respuestas Odol Pregunta iniciaba su historia.
Como afirman Marcelo Massarino y Julio Petrarca en el número “Homenaje a la TV argentina” de la revista La Maga, “El primer canal oficial no tuvo competencia durante sus primeros nueve años de vida, aunque los vaivenes políticos y los golpes militares incrementaron la lucha por el control de los medios de comunicación. En 1954 el Canal 7 fue manejado por la Asociación Promotora de TV, con la dirección artística de Paloma Efron, Blackie. Una de las banderas de la denominada Revolución Libertadora, el gobierno militar que derrocó al presidente Juan Domingo Perón en 1955, fue ‘el desmantelamiento del aparato estatal de radiodifusión’ considerado como un medio propagandístico del peronismo y símbolo del monopolio estatal de la información. En 1958, el gobierno militar, mediante un cuestionado llamado a licitación, adjudicó los canales capitalinos 9, 11 y 13 y dos emisoras del interior tan sólo tres días antes de la entrega del mando al nuevo presidente constitucional, Arturo Frondizi, quien ratificó las nuevas licencias”.

D. _____________________________________
Las emisoras privadas comenzaron a salir al aire en 1960. las empresas que obtuvieron la cuestionada licitación de la revolución Libertadora fueron la Compañía Argentina de Televisión (CADETE, que provenía de la industria cinematográfica) para explotar Canal 9; Difusora Contemporánea (Dicon, vinculada con la Compañía de Jesús) para Canal 11; y Río de la Plata TV S.A. (una mezcla de ganaderos conservadores, publicitarios y algunos representantes de la UCR del Pueblo), que se quedó con Canal 13. Era evidente que para poner en marcha los nuevos canales hacía falta mucho dinero; entonce, y a pesar de que el decreto-ley 15.460 prohibía la inversión de capitales extranjeros en el sector, los recién llegados idearon un modo para contar con dinero de afuera sin (en teoría) faltar a la ley. Así fue como se crearon las productoras asociadas a los canales, que sin violar la letra del decreto-ley (que no decía nada acerca de las productoras), permitió el acceso de los capitales estadounidenses en la nueva televisión privada.
Durante estos años se recuerdan, entre otros, la creación de Alberto Olmedo, Capitán Piluso, Pepe Biondi; Juan Carlos Altavista y su Minguito. También empezaron los almuerzos de Mirtha Legrand y Telenoche contaba con la conducción de Mónica Cahen D’Anvers, Andrés Percivale y Tomás Eloy Martínez.

E. ________________________________________
La televisión de esta década estuvo fuertemente signada por el clima político del país, especialmente agravado desde la muerte de Perón y el débil gobierno de su viuda, María Estela Martínez. Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, los contenidos de la televisión se vieron cada vez más restringidos.
Es a principios de los setenta cuando surge en Canal 11 Tiempo Nuevo, conducido por Bernardo Neustadt. Mientras una pequeña Andrea del Boca llora en Papá corazón, aparece la competencia a la hora de los almuerzos (con la vedette Nélida lobato en el 13, y la parodia de Haydeé Padilla en el 11, Almorfando con la Chona).
En 1974, debido a una discutida presunta caducidad de las licencias, los canales privados pasaron a manos del Estado, lo que provocó un control cada vez mayor de los contenidos televisivos, que se profundizó con el golpe del 76. El único que no aceptó esta medida fue Alejandro Romay, que inició un juicio que terminaría devolviéndole su Canal 9 unos años después.
Como recuerdan Massarino y Petrarca, en 1976 “se isntala una dictadura feroz basada en la ausencia absoluta de libertades y una política económica que conduce a José Martínez de Hoz. También es el espacio temporal en el que la Copa Mundial de Fútbol queda en Argentina y sobresalen Guillermo Vilas (tenis), Carlos Monzón (boxeo), Víctor Emilio Galíndez (boxeo) y Carlos Reutemann (automovilismo)”.
Para la transmisión del Mundial de Fútbol de 1978, realizado en nuestro país, Canal 7 inicia la televización en colores y pasa a denominarse Argentina Televisora Color (ATC), pero la novedad tecnológica es sólo para el exterior, porque las transmisiones locales seguirán siendo en blanco y negro por un tiempo más.
Cada una de las Fuerzas Armadas controló y administró un canal de televisión entre 1976 y 1983: la Marina el canal 13, el Ejército el canal 9 y la Aeronáutica el canal 11.

F. ____________________________
El 30 de abril de 1980, a la medianoche, dos canales que ya estaban en el aire –ATC y el 13- comenzaron sus transmisiones en color. La bandera nacional inauguró esta etapa, que siguió con la grabación de la final del Mundial 78 (Argentina-Holanda) en el canal del Estado. Por su parte, Canal 9 introdujo algunos programas en color a partir del 9 de mayo, mientras que el 11 continuó viéndose en blanco y negro. Un terrible recuerdo de esta década es la guerra de Malvinas de 1982, durante la cual José Gómez Fuentes promovió un falso y exagerado triunfalismo desde el noticiero de ATC. También de esta época son los famosos “Comunicados”, que interrumpían la programación continuamente para dar “partes de guerra”, muy alejados de lo que en realidad estaba sucediendo.
La derrota de Malvinas provocó la caída del general Leopoldo Galtieri, presidente de facto, y abrió el camino al último tramo de la dictadura militar, que en 1983, con elecciones mediante, entregaría la presidencia a Raúl Alfonsín.
A partir de 1986 aparecen algunas nuevas ideas en la pantalla, como el “periodismo humorístico” y programas testimoniales. Pero, a pesar de la flamante democracia, algunos programas sufrieron la censura. En octubre de 1986, una polémica encuesta sobre el tamaño del pene determinó que Cable a tierra, el programa de “Pepe” Eliaschev fuera levantado de la pantalla de ATC. En abril de 1989, el segundo capítulo de El galpón de la memoria –un documental sobre las dictaduras en nuestro país- conducido por Enrique Pinti no salió al aire.
En diciembre de ese mismo año, el presidente Carlos Menen firmó un decreto modificatorio de la Ley de Radiodifusión de la dictadura, que permitió privatizar los canales que aún quedaban en manos del Estado. El 13 pasó a manos del Grupo Clarín y el 11, de un grupo de empresas entre las que se encontraba Editorial Atlántida; Canal 9 ya estaba en manos de Alejandro Romay y el 2 en las de Héctor García)

Responda:



1. ¿En qué se diferencia el surgimiento de la radio del de la televisión?
2. ¿Qué fue lo primero que se transmitió por televisión en nuestro país?
3. ¿Por qué la llamada Revolución Libertadora llamó a licitación de nuevos canales de TV?
4. ¿Cómo hicieron los nuevos canales de televisión para conseguir dinero extranjero y no violar el decreto-ley 15.460?
5. ¿Qué cambio tecnológico fue introducido para el Mundial’78? ¿Qué efecto tuvo para los televidentes argentinos?
6. ¿Cómo y para qué fue utilizada la TV durante la guerra de Malvinas?
7. ¿Qué hizo Carlos Menem con la televisión?


viernes, 30 de octubre de 2009

Codificar / decodificar

El investigador Stuart Hall, integrante de la Escuela de Birmingham, publicó en 1973 un trabajo de gran importancia para el análisis de la comunicación. Hall combinó los aportes de la Semiótica y la teoría marxista para entender estos fenómenos. El autor afirma que en la producción de la significación de un mensaje y, por lo tanto de cualquier producto mediático, intervienen activamente dos procesos, el de la emisión y el de la recepción, que son diferentes.
Según Hall, el emisor realiza una operación de codificación para transmitir una idea. Así, un mensaje está formado por una serie de distintos tipos de signos organizados a través de esa operación de codificación. Este mensaje es decodificado por el receptor según sus propias circunstancias. En los procesos de codificación y decodificación interviene una combinación de códigos que varía de acuerdo con las circunstancias en las que tienen lugar los procesos de emisión y de recepción. Entre estas dos instancias existe, entonces, una asimetría: las condiciones de la emisión de un mensaje nunca son las mismas que las de su recepción. Por lo tanto, la comunicación no es nunca un proceso lineal de transmisión de información.
Cada vez que vemos un programa de televisión, que leemos algún articulo en la prensa o que escuchamos una canción en la radio, otorgamos a estos distintos mensajes un sentido que va a ser diferente del que le otorgan otras personas o del que pensó el mismo emisor.
Sin embargo, emisor y receptor deben compartir por lo menos algunos códigos para que se produzca la comunicación. Por ejemplo, cuanto una persona nos habla en un idioma que no conocemos y que no se parece al nuestro, no existe la posibilidad de que sus palabras nos produzcan sentido.
De todas maneras, en general, las situaciones en las que el malentendido es total no son comunes. Compartimos con las demás miembros de nuestra comunidad un conjunto de códigos (idioma, historia, costumbres, gestualidad) que hace posible la comunicación.
Según Hall, los códigos que intervienen en la recepción están relacionados con el lugar que cada persona ocupa en la sociedad y con la situación concreta en la que se lleva a cabo la recepción.
La visión de la sociedad que tiene Hall está basada en la concepción marxista de una sociedad organizada en clases, en la que el poder está distribuido en forma desigual. Según Hall, las diferencias en la recepción no dependen de la libertad individual o del gusto sino que son el resultado de la posición que ocupamos en la sociedad. Si bien muchos códigos son compartidos por todos los miembros de una comunidad, los distintos grupos ponen en juego códigos específicos. Un obrero no maneja exactamente los mismos códigos que el gerente de una empresa ni que un ama de casa, un estudiante o un empleado administrativo.

Factores que intervienen en la decodificación

El investigador inglés David Morley realizó una serie de estudios acerca de la recepción de programas de televisión sobre la base de la teoría de la codificación y la decodificación elaborada por Stuart Hall. En una investigación realizada entre 1975 y 1979, Morley analizó las diferentes interpretaciones del público respecto de un programa televisivo de actualidad inglés llamado Nationwide.
Morley hizo una serie de entrevistas a distintos grupos de personas (estudiantes, sindicalistas, gerentes, etc.) luego de mostrarles un episodio del programa, e identificó cuatro tipos de factores distintos que se combinan para determinar las variaciones en la decodificación.
1 La edad, el género, la raza y la clase social constituyen, de manera combinada, un primer factor.
2. Un segundo o factor está relacionado con la inserción que cada persona tiene en distintas instituciones como, por ejemplo, sindicatos o partidos políticos, grupos o movimientos sociales.
3. El tercer factor incluye el conocimiento que los distintos miembros de la audiencia tenían de los temas tratados por el programa a través de otros medios masivos o de su vivencia directa.
4. La situación concreta en la que se produce la recepción es el cuarto factor. La recepción se modifica si ésta se produce, por ejemplo, en el living de su casa con la familia, en un bar con un grupo de amigos o en un establecimiento educativo en el marco de una clase.
En 1986, Morley publicó un segundo trabajo (Family Television, que significa televisión en familia) sobre los distintos usos que la gente hace de los productos mediáticos y el sentido que se otorga a dichos productos. Para ello centró su atención en las distintas situaciones y las distintas maneras de “mirar televisión". Con esta expresión se acostumbra a designar actividades tan diversas como tener encendido el aparato durante un almuerzo familiar, ver dos programas simultáneamente o reunirse con amigos para volver a ver los mejores goles del domingo, entre otras.
Este estudio es interesante porque mirar televisión tiene un lugar privilegiado en el desarrollo cotidiano de la vida familiar. Ese contexto doméstico familiar es, para Morley, un punto de partida para investigar la recepción porque es allí donde los niños entablan la primera relación con los medios.
En Family television Morley llega a la conclusión de que, sin olvidar el contexto sociocultural, existen diferencias fundamentales en las maneras en que los miembros de una familia utilizan los medios de comunicación. Así, las decisiones sobre la selección de programas o las discusiones sobre su calidad, por ejemplo, evidencian cómo el poder se reparte en los distintos grupos familiares. En las familias el poder suele estar vinculado con el género (masculino-femenino) o con la edad. En muchos casos, por ejemplo, el control remoto del televisor está siempre en manos del padre o del hijo varón, y los demás ven los programas que ellos eligen. El autor llama “políticas del living-room” a las negociaciones que se realizan para elegir programas y en las cuales se ve la distribución desigual del poder entre los distintos miembros de la familia.